para besar la luna,
y las sombras entristecen
la alegría de la luz,
el silencio nos dice de amores
hastíos y desdenes
con voz de quietud.
Cuando danzan el viento y las sombras,
las energías se entregan,
en los brazos de acero del joven sueño
poderoso y milenario.
Las hojas muy quedas
murmuran canciones oscuras
que el aire no lleva,
y agitan su cuerpo
al son de una danza
que es vida y es canto.
El cortejo de estrellas
que agasaja a la luna,
mira con ojos de asombro,
volviendo todos los días
a ver y escuchar
con oído distante,
la historia del hombre
que la noche relata con voz de silencio.
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