de que el espectador encuentra difícil distinguir si está
ante pinturas sobre tela o ante esculturas. El artista parte
siempre de una fotografía que transcribe con la mayor
fidelidad posible, a veces, a precio de varios meses de
trabajo. El resonante y efímero éxito comercial de éste
movimiento, no ha podido ocultar, muy frecuentemente,
un vacío de inspiración tras las hazañas técnicas.
Daniel Abadie y Alfred Pacquement, La Nación, pag. 7
Añadir leyenda |
No hay comentarios:
Publicar un comentario